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El Covid-19 acorrala a los pisos de Airbnb: "Ganaba 3.700€ al mes y ahora pierdo 1.000"

Ganaban mucho dinero con los pisos turísticos, pero el covid-19 les ha dejado a cero. Ahora vuelven al alquiler tradicional y piden ayudas públicas. Los inquilinos no sienten pena: "Es el mercado, amigo".

Airbnb to offer free housing for personnel fighting coronavirus ...


El violín más pequeño del mundo suena en honor a Vanessa. Lo que hasta hace bien poco era un negocio más que lustroso se ha convertido, de golpe y porrazo, en un proyecto arruinado con el que está perdiendo dinero. Y, francamente, no sabe cuándo lo va a volver a ganar... si es que ese momento llega algún día.

Conocimos a Vanessa de pura casualidad, en 2016, cuando nos alojó en uno de sus apartamentos de alquiler de Barcelona y nos acabó contando que tenía 14 inmuebles de alquiler turístico sin declarar con los que generaba ilegalmente 9.000 euros al mes, de los que se quedaba, limpios de impuestos, 3.200 euros mensuales. ¿Qué ha sido de ella en estos cuatro años? Hablamos con ella y nos cuenta la primera novedad: "Ya no tengo 14 pisos, ahora tengo 15".

En este tiempo, Vanessa también ha cambiado de modelo: antes alquilaba todos sus pisos en negro, sin declararlos como vivienda turística, pero ahora ya los tiene regularizados. Curiosamente lo hizo una semana después de que alguien denunciase anónimamente la situación de unos de sus inmuebles y el ayuntamiento de Barcelona le impusiese una multa de varias decenas de miles de euros.

"Airbnb nos cortó el grifo"
Hasta el pasado mes de enero, todo fue bien para Vanessa: "Cuando regularicé los pisos les subí el precio del alquiler, así que estaba facturando cerca de 11.000 euros al mes por los 15 pisos. De esos 11.000, descontando comisiones, limpieza y el dinero que va para los propietarios directos, yo ganaba cerca de 3.700 euros limpios al mes".

El 'drama' empezó en febrero: "Tenía todos los pisos alquilados por el Mobile World Congress, pero lo cancelaron y, a partir de ahí, la gente dejó de alquilar pisos de Airbnb en Barcelona, pensarían que no era seguro. En febrero bajé a los 1.000 y pico euros de beneficio". Y en marzo, con la llegada del estado de alarma, todo se vino abajo: "El Gobierno declaró la cuarentena y nadie quería alquilar nada. Además, Airbnb también nos cortó el grifo, ya que no quería que los propietarios siguiésemos alquilando. El coronavirus nos ha jodido a todos".

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¿El resultado? "Ahora gano 0 euros y pago 286 euros al mes de cuota de autónoma. Si a eso le sumo mi hipoteca, estoy perdiendo cerca de 1.000 euros cada mes". A Joaquín (nombre modificado), conocido de Vanessa, le ha pasado algo similar, aunque él no volaba tan alto: "Tenía un piso de 270 metros cuadrados en alquiler turístico en Madrid y ganaba cerca de 1.000 euros al mes, pero con el coronavirus se ha parado todo, ahora estoy a cero".

Vanessa ya está sopesando su próximo paso: "Me doy dos meses de margen. Si sigo sin facturar pediré la ayuda del Gobierno para autónomos por cese de actividad, me darían 661 euros". Dicha ayuda, por ahora, ha sido concedida a 919.173 autónomos, el 28% de los 3,2 millones de trabajadores por cuenta propia que hay en España.

El refugio: "He metido los pisos en Idealista"
En los dos meses que quedan hasta que Vanessa tire definitivamente la toalla, se ha buscado un posible salvoconducto: abandonar el alquiler turístico, que tanto dinero le estaba dando, y tirar por el alquiler tradicional. "He puesto los 15 pisos en Idealista, a ver si así recupero algo de dinero, aunque ahí se paga menos. No creo que pueda alquilar ninguno", nos reconoce, "pero voy a intentarlo dos meses". Joaquín ha hecho lo mismo.

Ninguno de los dos cree que vaya a tener suerte con el alquiler de toda la vida, pero su situación no es excepcional. Con la llegada del coronavirus, los habituales propietarios de pisos turísticos han recurrido a portales inmobiliarios para alquileres habituales. Eso sí, algunos tienen trampa: dejan medianamente claro que solo alquilarán ese piso mientras dure el confinamiento; una vez acabado, volverán al negocio del alquiler turístico.

El periodista e investigador Javier Gil da buena cuenta de este tipo de actividades. Descubrió casos como el de un estudio de 35 metros cuadrados en la calle Leganitos de Madrid que se alquila por 850 euros al mes en Idealista y por 39 euros al día en Airbnb. El anuncio de Idealista, por cierto, fue subido el pasado 23 de marzo y advierte de que "se alquila por meses, máximo 6 meses". Otro ejemplo: un piso de 70 metros cuadrados en Madrid que se alquila como turístico y, desde el pasado 19 de marzo, también como alquiler tradicional. Eso sí, a 2.650 euros mensuales entre renta y suministros.

Airbnb, en caída libre
Los casos de Vanessa, Joaquín y el resto de personas que alquilan pisos turísticos y están perdiendo dinero, evidentemente, no son una excepción, sino la regla. Desde que empezase la crisis del coronavirus y los progresivos confinamientos en diversos países, todas las grandes plataformas de alquiler vacacional no han hecho más que caer en picado. Así lo evidencia un estudio de Transparent, que analiza los descensos en las reservas de 2020 frente a las de 2019 en Airbnb, Booking y Expedia en todo el mundo. Las cifras hablan por sí solas.
Ante esta deriva, ¿qué ha hecho la empresa? Dinero, desde luego, no le va a faltar: la compañía acaba de levantar una ronda de 1.000 millones de dólares, que es justo el dinero que espera perder en la primera mitad de 2020. Las gallinas que entran por las que salen.

En cualquier caso, no se trata ni mucho menos de un gran desahogo. 2020 iba a ser el año en que Airbnb saliera a bolsa, y esta crisis no solo ha aplazado dicha salida, sino que también ha ahogado sus perspectivas. Y es que su salida estimaba un valor inicial de unos 50.000 millones de dólares, pero los cálculos actuales de The Wall Street Journal rebajan la valoración a 30.000 millones. Airbnb asegura tener 4.000 millones en caja, pero aun así ha tenido que tomar medidas drásticas: ha reducido sus gastos de marketing en 800 millones de dólares y los altos ejecutivos de la compañía se han bajado su propio salario a la mitad.
Alquilando pisos a profesionales sanitarios
¿Se ha agarrado la empresa a algún tipo de alternativa para poder alquilar parte de los inmuebles que se publicitan en su web? Lo cierto es que sí. Como en todo el mundo hay profesionales sanitarios que se están desplazando de ciudad para incorporarse a diversos hospitales, Airbnb está animando a los propietarios de pisos a que los alquilen a dichos profesionales. La plataforma les invita a ceder sus inmuebles de manera gratuita y, en caso de que cobren por los alquileres, no les cobrará ninguna comisión.

Vanessa se agarra a esta posibilidad como a un clavo ardiendo, pero en ningún caso, asegura, piensa hacerlo gratis: "He puesto cinco de mis 15 pisos en alquiler para la gente que trabaje en hospitales y les he puesto un precio más bajo [rechaza dar datos exactos], pero no los voy a dejar gratis. Para eso, los dejo sin alquilar". Joaquín tiene a un familiar cercano afectado por coronavirus, así que sí va a poner su piso gratis: "Total, el dinero ya lo he perdido, y el extra de limpiar y desinfectar bien no me supone tanto. Hay que solidarizarse con esta gente".

"¿Pena? Ninguna, son unos especuladores"
Es fácil adivinar que, salvo a los directamente afectados, la pérdida de negocio de los alquileres en Airbnb no preocupa a demasiada gente que considera que este modelo ha repercutido de manera muy negativa en los precios de los alquileres y en la posterior gentrificación de muchas ciudades. El estudio Do short-term rent platforms affect housing markets? Evidence from Airbnb in Barcelona, realizado en junio de 2019, acusa a los alquileres de Airbnb de haber provocado una subida del 7% en los alquileres y del 19% en la compraventa en Barcelona.
"Hace año y pico me echaron de mi piso y lo convirtieron en una vivienda de alquiler. A mí me costaba 700 euros al mes y en Airbnb la pusieron por cerca de 100 euros al día. ¿Pena? No me dan ninguna pena, quienes usan así una vivienda son unos especuladores", nos cuenta Mamen, una madrileña de 31 años.
Tampoco está muy apenado Pablo, un toledano de 42 años que hace un par de años decidió de recurrir a pisos turísticos cuando tenía que viajar a otra ciudad: "¿De verdad me tiene que dar pena alguien que gestiona varios pisos y que reconoce que los pone en Airbnb para sacarse más dinero? Cada cual que haga lo que quiera, pero si en su momento decidiste 'jugar' a ser un gran propietario, ahora apechuga. Es el mercado, amigo", ironiza.

La situación, por tanto, es bipolar e incluso enfrentada. Los dueños de viviendas se quejan de que el coronavirus les ha dejado sin ingresos e incluso con deudas, mientras que en el otro lado de la balanza están los que aseguran no sentir ninguna pena por quienes, según ellos, han contribuido a elevar significativamente los precios de los alquileres en las grandes ciudades.

Fuente: El Confidencial





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